10 jul 2010

Para que sufran los niños , que lo hagan los mayores. Merece la pena.

Los niños en su casa
Eulàlia Solé - 09/07/2010

Un juez de Gijón ha dictado que los hijos de una pareja divorciada han de permanecer en su casa. Los niños cuentan seis y cuatro años, y sus padres, que tienen la custodia compartida, deberán desplazarse por turno cada seis días para convivir con sus hijos. No serán estos quienes tengan que ir de un lugar a otro. Sabia decisión en bien de los pequeños, que en ningún caso tendrán que abandonar la vivienda donde han crecido, cambiar de dormitorio, llevar a cuestas los bártulos escolares cuidando de no olvidarse nada, ir de un barrio a otro o quizás de uno a otro pueblo o ciudad. Ellos no tienen la culpa de que sus padres no se avengan, tengan poca paciencia para soportarse, se aburran mutuamente o se hayan enamorado de otra persona. Ellos están bien entre las paredes donde su padre y su madre les han amado desde pequeños. Son los adultos quienes quieren cambiar de vida, no los niños. La custodia compartida está progresando, según el creciente deseo del padre de ejercer plena y cotidianamente su paternidad. Ante nuevas circunstancias, nuevas y ecuánimes sentencias en favor del equilibrio emocional de los menores. Cuando el mundo de los mayores se derrumba, mejor no derrumbar también el de los niños. Considerado extensamente, el fallo del juez se atiene a la Declaración Universal de los Derechos del Niño, aprobada por laONU en 1959, que instituye entre otros el derecho a la protección y al amor de los padres y la sociedad. ...

4 comentarios:

Cayetano Sánchez Reyes dijo...

Con la custodia compartida tampoco hay que rizar el rizo ni ser más papistas que el propio Papa. El mundo está en continuo cambio y evolución y lo más apropiado es adaptarnos a esos cambios para sobrevivir y tener recursos para enfrentarnos a los retos del futuro. Está muy bien que los hijos conserven la casa y los padres se turne pero tampoco pasa nada porque cada progenitor tenga su casa y los hijos conozcan que su padre y su madre tienen una nueva casa y que en cada una de ellas tienen su habitación, sus cosas y el amor de cada uno de sus progenitores, igual que en cualquier matrimonio cuando los hijos se quedan en casa de los abuelos, tíos o tías o cualquier otro familiar por diversas circunstancias.
Con las nuevas casas cada progenitor podrá desarrollar también su nueva vida y acoger a sus hijos, conservando la antigua casa, las nuevas parejas tendrán también que trasladarse a ellas para poder vivir en familia, no sólo se trasladará el progenitor, si no también su pareja y sus posibles hijos y visitas de amigos, familiares, etc, etc.
El mundo de los mayores no se derrumba cuando hay un divorcio, se trasforma y crece hacia un nuevo estado al cual hay que adaptarse, es un cambio que supone una oportunidad para crecer y mejorar personalmente y familiarmente.
Hay que tener claro que “no todo vale por el bien del menor”, en este caso concreto habrá que ver si se crean más problemas que soluciones, sobre todo cuando vean los hijos que su madre o su padre están asuntes durante un tiempo, y sobre todo cuando en el domicilio se instalan nuevas parejas con posibles hijos y familiares: abuelos, hermanos, etc.
Por encima del bien del menor está el bien de la familia, porque a la larga beneficiará a los hijos. Los hijos no pueden estar en una burbuja aislados de la realidad cotidiana, sea la que sea.
Cayetano Sánchez Reyes

Ana dijo...

Estoy deacuerdo. Creo que lo mejor en estos casos es adaptarse a las circunstancias. Pero desde luego no me gusta cuando los padres utilizan a sus hijos/as para dañar al otro/a. Y la ley debe pro tejer a los niños y niñas por encima de las actitudes de sus padres o madres.

Anónimo dijo...

Los hijos menores deben ser siempre los primeros protegidos por un juez que dicta una sentencia de divorcio. Espero que este caso siente precedente.

Anónimo dijo...

Estoy deacuerdo en que proteger al niño, pero por favor siempre con "g". Vale Encarna?